29/4/11

La esperanza es de color magenta


Ya lo están viendo ustedes. Toda la campaña electoral en Melilla está girando alrededor de la inmundicia de las alcantarillas. Poco trasciende sobre propuestas y soluciones, salvo las mentiras de siempre, que por no tener, hasta carecen del subterfugio del disfraz para tratar de venderlas como innovadoras. Ni eso, todo el tiempo se destina obsesivamente en despellejar al adversario, y si es posible, destruirlo.
El problema de Melilla no es de siglas, partidos, ideas o ideologías; es de personas. El mapa político está ocupado por sujetos acomodados -repletos de privilegios- que llevan muchos años en el escenario, llegando a un grado de enfrentamiento tal, por el ejercicio del poder, que son incapaces de encontrar en el diálogo alguna referencia válida. Se han encargado de esparcir odio y miseria en esas relaciones, y ahora, solo piensan en “liquidar” políticamente al adversario, perdiendo de vista su principal misión y objetivo emanado de las urnas, como es, la defensa de los intereses de la ciudadanía melillense.
Se tienen que ir. Deben abandonar la política por el bien de este pueblo, y eso, o lo fraguan en sus propios partidos las bases, o desde luego, tendrán que hacerlo los ciudadanos en las urnas. Mientras tal circunstancia no ocurra, en Melilla, estamos abocados al fracaso y a la ruina más absoluta.
UPyD, ofrece la llave de la esperanza, tratando de imponer sensatez ante la esquizofrenia de quienes perdieron el horizonte y no quieren ver más allá del provecho personal. De quienes usan la política exclusivamente para alimentar a su red clientelar, olvidándose de un pueblo que demanda soluciones, que requiere de una clase dirigente comprometida y eficaz.

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