El intento de boicot a la conferencia del que fuese primer presidente de la Ciudad Autónoma, Ignacio Velázquez, es otro ejemplo más de los métodos antidemocráticos que utiliza el régimen totalitario y feudal instaurado en Melilla.
La Asociación de Estudios Melillenses -de la que soy socio desde hace muchos años- entidad que en principio “invitó” a Velázquez para disertar sobre el Estatuto de Autonomia, ha hecho el más espantoso de los ridículos, y lamentablemente, se ha convertido en una institución títere más del “aparato”, puesto que se ha plegado a las presiones recibidas por el “establishment”.
La Junta Directiva de la AEM, debe dar las explicaciones públicas oportunas con valentía, o de lo contrario, no les queda otra opción que la de dimitir por el bien de su prestigio y futuro de una entidad que nunca fue apoyada debidamente por las autoridades locales.
Es vergonzoso como tratan de manipular y limitar un derecho fundamental como es la libertad de expresión. Si son capaces de llegar a esos extremos con una cuestión tan elemental y simple, ya podemos imaginarnos lo que están dispuestos a hacer para ganar las elecciones de 2011.
Es evidente que Melilla tiene un déficit democrático alarmante que sólo la concienciación ciudadana puede frenar. Se hace necesario y urgente un cambio profundo en el gobierno de la Ciudad Autónoma, porque sus miembros están llegando a posicionamientos inaguantables y disolutos. Necesitamos romper esa mayoría asfixiante y prepotente que está subyugando a los ciudadanos que amamos la libertad.
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