Emilio Guerra
Es inusitado y curioso el empeño de Imbroda por construir “ciudades”. Comenzó con la llamada “ciudad del fútbol”, actualmente cerrada y hundida, como ocurre en el célebre juego de los barquitos. Al Sr. Robles, su consejero de Deportes, en una ocasión se le oyó hablar de la “del baloncesto” -en standby- habida cuenta que está concentrado en la apertura del eterno Campo de Golf; también inutilizado, de estanques vacíos y con peligro de apolillarse sus verdes prados a causa de la imprevisión.
Recientemente, el alcalde, lanzó al viento el proyecto de la “ciudad del agua”, donde aparte de las piscinas -que nunca acaban de construirse- suponemos, irá incluido ese acuario de pulpos gigantes y tiburones martillo que quieren hacer en el cargadero de mineral.
El asunto de las “ciudades” no queda ahí, que va. Ahora entramos en una nueva dimensión al querer poner en marcha el proyecto de los 750 aparcamientos. Sí, acertaron de pleno, porque se llamará “la ciudad del parking”.
Finalmente, de manera conjunta con el “idóneo y profesional” -según sus propias palabras- Arturo Esteban, Imbroda, quiere “rizar el rizo” con la “madre de todas las obras”, que dejará comparativamente hablando a la Estación Marítima en una caseta de peón caminero. ¿Que como se llamará? , pues “la ciudad de los contenedores” ¿acaso tenían dudas?
Una vez concluyan los altos estudios que se van a realizar por valor de 18.000 euros para determinar si en Melilla existe la marginalidad, porque Imbroda y sus consejeros todavía no lo tienen claro, supongo se acabarán asumiendo que principalmente, Melilla, es "la ciudad de muchos pobres".
Es inusitado y curioso el empeño de Imbroda por construir “ciudades”. Comenzó con la llamada “ciudad del fútbol”, actualmente cerrada y hundida, como ocurre en el célebre juego de los barquitos. Al Sr. Robles, su consejero de Deportes, en una ocasión se le oyó hablar de la “del baloncesto” -en standby- habida cuenta que está concentrado en la apertura del eterno Campo de Golf; también inutilizado, de estanques vacíos y con peligro de apolillarse sus verdes prados a causa de la imprevisión.
Recientemente, el alcalde, lanzó al viento el proyecto de la “ciudad del agua”, donde aparte de las piscinas -que nunca acaban de construirse- suponemos, irá incluido ese acuario de pulpos gigantes y tiburones martillo que quieren hacer en el cargadero de mineral.
El asunto de las “ciudades” no queda ahí, que va. Ahora entramos en una nueva dimensión al querer poner en marcha el proyecto de los 750 aparcamientos. Sí, acertaron de pleno, porque se llamará “la ciudad del parking”.
Finalmente, de manera conjunta con el “idóneo y profesional” -según sus propias palabras- Arturo Esteban, Imbroda, quiere “rizar el rizo” con la “madre de todas las obras”, que dejará comparativamente hablando a la Estación Marítima en una caseta de peón caminero. ¿Que como se llamará? , pues “la ciudad de los contenedores” ¿acaso tenían dudas?
Una vez concluyan los altos estudios que se van a realizar por valor de 18.000 euros para determinar si en Melilla existe la marginalidad, porque Imbroda y sus consejeros todavía no lo tienen claro, supongo se acabarán asumiendo que principalmente, Melilla, es "la ciudad de muchos pobres".
¡ LA CIUDAD DEL CHOLLAZO¡
ResponderEliminarLA CIUDAD AUTÓNOMA A ADJUDICADO A UNA EMPRESA TRES CONCURSOS ¡A DEDO¡ (NEGOCIADOS SIN PUBLICIDAD) PARA VARIOS TRABAJOS DE ALUMBRADO, CON CARGO AL FONDO ESTATAL DE INVERSIÓN LOCAL, MAS CONOCIDO COMO PLAN "E".
ESTE PLAN DISEÑADO POR EL GOBIERNO DE ESPAÑA SE HIZO CON EL OBJETIVO PRINCIPAL DE CONTRATAR OPERARIOS PARA BAJAR LA TASA DE DESEMPLEO EN ESPAÑA.
CASUALMENTE LA EMPRESA ADJUDICATARIA EN SU PROPUESTA, NO HA CONTRATADO NI UN SOLO TRABAJADOR, SEGÚN CONSTA EN LAS ADJUDICACIONES RESEÑADAS EN LA PÁGINA WEB DE LA CIUDAD AUTÓNOMA (PERFIL DEL CONTRATANTE)
Cuánta razón, Emilio.
ResponderEliminarEstos doce kilómetros cuadrados se están quedando sumamente pequeños para tanto esperpento político. Por no hablar de cómo comprime y envenena aún más nuestro pequeño enclave la inconmensurable prepotencia de un gobierno desgastado y dominado por el caciquismo más rudimentario y el flujo constante de insensateces.
Siempre teniendo en cuenta que cada insensatez y cada posterior desastre no salen de los desbordantes bolsillos de los señores consejeros, sino de dinero público.
Antes que hacer ciudades ingenuas, su deber es trabajar por una única ciudad.