Era un Pleno de Control “descafeinado el que pretendieron montar los populares, encorsetado y en unas fechas inadecuadas”, manifestó Emilio Guerra, coordinador de Unión, Progreso y Democracia, ayer, a la salida del Palacio de la Asamblea melillense.
Para el líder local de UPyD, la actitud del presidente Imbroda, le pareció incómoda y cansada. Comenzar como comenzó el presidente, diciendo: “bueno…estamos aquí para cumplir la liturgia”, ya daba una idea de su posterior discurso, poco lúcido y absolutamente perdido en cifras, donde se limitó a cumplir con el expediente para solventar cuanto antes la “papeleta”.
Para Emilio Guerra, la intervención del socialista, Dionisio Muñoz, fue concreta, clara y contundente en algunos aspectos, sobretodo en lo referido a las criticas sobre el supuesto intervencionismo del gobierno Imbroda en los medios de comunicación locales a través de las subvenciones que reciben, haciendo especial hincapié en la gestión de la televisión local. Creo, continuaba el dirigente de UPyD, que Muñoz mejoró en calidad otras actuaciones en la Asamblea, a pesar del escaso tiempo disponible para su exposición.
Si alguna conclusión he sacado del Pleno, matizaba Guerra, es la confirmación de la existencia de una deslealtad institucional clara y patente. Algo que sólo perjudica a la ciudadanía, por cuanto es imposible llevar actuaciones de buen gobierno con ese “continuo zancadilleo mutuo”. El grado de enfrentamiento personal es tal, que mucho me temo será la tónica de la legislatura para desgracia de todos.
El representante de UPyD, considera que la gestión del Partido Popular en la Asamblea, y concretamente del gobierno de Juan José Imbroda, tiene importantes lagunas y deficiencias; pero bien es cierto, y así debe reconocerse, que se han puesto en marcha -y también ejecutado- proyectos interesantes y beneficiosos para los melillenses. Sin embargo, Emilio Guerra, considera que de una manera global, la gestión en estos primeros meses, desde las elecciones de mayo/2007, no puede considerarse eficaz, ni mucho menos otorgarle un aprobado.
Hay cosas fundamentales como el notable incremento del gasto público, la enorme subida de las tasas municipales por servicios luego tercermundistas, el rechazo a la creación del CES o incluso la dejadez en la revisión del PGOU, que bien merecen una crítica para líder de UPyD en Melilla. Mustafa Aberchan dejó encima de la mesa unas propuestas muy interesantes, subrayó Guerra, medidas de acción social como corresponde a un partido progresista, encaminadas a la erradicación de la pobreza en Melilla. A eso deberíamos dedicar nuestros esfuerzos, dijo, y menos al dispendio de Fitur, Semana Náutica, Expo, o a la construcción de un acuario.
Me preocupa mucho, y así lo he manifestado en otras ocasiones, finalizaba Emilio Guerra, la desazón, hastío e irritación que transmite el presidente Imbroda. No es bueno para los melillenses que su máximo dignatario se encuentre con ese estado de ánimo permanente, aunque a veces lo comprendo y reconozco sus razones, porque la oposición local y el gobierno central, colaboran bien poco en mantener políticas activas y consensuadas en temas tan elementales como los transportes, la sanidad, educación o el mismo paro, que ya llega a cifras alarmantes.
Para el líder local de UPyD, la actitud del presidente Imbroda, le pareció incómoda y cansada. Comenzar como comenzó el presidente, diciendo: “bueno…estamos aquí para cumplir la liturgia”, ya daba una idea de su posterior discurso, poco lúcido y absolutamente perdido en cifras, donde se limitó a cumplir con el expediente para solventar cuanto antes la “papeleta”.
Para Emilio Guerra, la intervención del socialista, Dionisio Muñoz, fue concreta, clara y contundente en algunos aspectos, sobretodo en lo referido a las criticas sobre el supuesto intervencionismo del gobierno Imbroda en los medios de comunicación locales a través de las subvenciones que reciben, haciendo especial hincapié en la gestión de la televisión local. Creo, continuaba el dirigente de UPyD, que Muñoz mejoró en calidad otras actuaciones en la Asamblea, a pesar del escaso tiempo disponible para su exposición.
Si alguna conclusión he sacado del Pleno, matizaba Guerra, es la confirmación de la existencia de una deslealtad institucional clara y patente. Algo que sólo perjudica a la ciudadanía, por cuanto es imposible llevar actuaciones de buen gobierno con ese “continuo zancadilleo mutuo”. El grado de enfrentamiento personal es tal, que mucho me temo será la tónica de la legislatura para desgracia de todos.
El representante de UPyD, considera que la gestión del Partido Popular en la Asamblea, y concretamente del gobierno de Juan José Imbroda, tiene importantes lagunas y deficiencias; pero bien es cierto, y así debe reconocerse, que se han puesto en marcha -y también ejecutado- proyectos interesantes y beneficiosos para los melillenses. Sin embargo, Emilio Guerra, considera que de una manera global, la gestión en estos primeros meses, desde las elecciones de mayo/2007, no puede considerarse eficaz, ni mucho menos otorgarle un aprobado.
Hay cosas fundamentales como el notable incremento del gasto público, la enorme subida de las tasas municipales por servicios luego tercermundistas, el rechazo a la creación del CES o incluso la dejadez en la revisión del PGOU, que bien merecen una crítica para líder de UPyD en Melilla. Mustafa Aberchan dejó encima de la mesa unas propuestas muy interesantes, subrayó Guerra, medidas de acción social como corresponde a un partido progresista, encaminadas a la erradicación de la pobreza en Melilla. A eso deberíamos dedicar nuestros esfuerzos, dijo, y menos al dispendio de Fitur, Semana Náutica, Expo, o a la construcción de un acuario.
Me preocupa mucho, y así lo he manifestado en otras ocasiones, finalizaba Emilio Guerra, la desazón, hastío e irritación que transmite el presidente Imbroda. No es bueno para los melillenses que su máximo dignatario se encuentre con ese estado de ánimo permanente, aunque a veces lo comprendo y reconozco sus razones, porque la oposición local y el gobierno central, colaboran bien poco en mantener políticas activas y consensuadas en temas tan elementales como los transportes, la sanidad, educación o el mismo paro, que ya llega a cifras alarmantes.
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