2/7/11

Donde lo sibilino y los recelos imperan


Ayer, asistí a la constitución de la nueva Asamblea de Melilla salida de las urnas el 22 de mayo. El bonito Salón Dorado del Ayuntamiento estaba repleto para un acto protocolario, con raquítica representación civil de la Administración del Estado –Delegado del Gobierno, Director Provincial de Educación y poco más- y recalco lo de “civil” porque de las Fuerzas Armadas, estaba la Comandancia General en pleno, les faltó llevar una compañía de honores.
Viene la referida consideración, porque allí se dio cita preferente a la “flor y nata de los simpatizantes” del Partido Popular. Justo es decirlo, así como normal criticarlo, ya que el predicado supuesto formulismo y solemnidad que se podía respirar, contrastaba con un aplastante “color partidista”, cuyo núcleo más bullicioso se concentraba en la entrada del Palacio munícipe, donde se colocaron pantallas gigantes de televisión para el seguimiento del acto por los muchos invitados afines.
Al menos a mi, me convenció el argumento de Juan José Imbroda en lo referente a posponer el clásico discurso institucional para una vez esté ratificada el Asamblea por Su Majestad el Rey. Algunas criticas al respecto, me parece más un “berrinche de parvulario” que otra cosa.
El otro asunto que se dilucidaba, era la elección de la segunda vicepresidencia de la Mesa de la Asamblea, tema discutido también en los últimos días, toda vez conocida la pretensión de Populares en Libertad de acceder a ese cargo. Desde mi modesto entender, ese era un espacio reservado por la Democracia para CpM, por cuanto fue la segunda opción más votada en los pasados comicios.
Cada grupo político puede hacer lo que considere más oportuno, vaya por delante ese reconocimiento y respeto; pero entiendo que PSOE y PPL marcaron intencionadamente una línea de inflexión no apoyando a quién finalmente ostentará el cargo, la diputada Dunia Almansouri.

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