21/11/10

Reflexiones sobre el terreno

Marruecos, ha cometido un grave error. Algo impropio y anormal en las siempre bien pensadas y estructuradas acciones de su diplomacia. Por esa razón, los sesudos analistas -que no se lo acaban de creer- llevan meses dándole vueltas al conflicto, buscando el truco, leyendo la letra pequeña, del revés y del derecho, para tratar de adivinar las oscuras motivaciones y estrategias de un país de significada relevancia para la Unión Europea.
Son muchas las preguntas y los interrogantes, tantas como las innumerables especulaciones de especialistas y artículos al respecto. Por ello, no ahondaré excesivamente en lo que sabemos: un conflicto de intereses internacionales, tanto geopolíticos como económicos, que convergen en la zona.
El brutal desmantelamiento del campamento de Gdaim Izik, el pasado 8 de noviembre, fue el detonante. Una acampada de más de 20.000 almas, se puede demoler e incendiar en un rato, como ha quedado demostrado, pero no se levanta de la noche a la mañana; de manera, que debemos evaluar en primer lugar, la inusual complacencia de las autoridades marroquíes, que permitió y toleró su instalación, a sabiendas de los riegos y conflictos que iban a generarse.
Una “ratonera”, donde bajo una supuesta reivindicación para mejoras de corte social, se dieron cita, tanto los marginados y desesperados de las capas saharauis más bajas, como elementos pro-independentistas del Aaiún, polisarios y las inteligencias de España, Marruecos y Argelia, entre otras. Un cóctel, que iba a desembocar en una “declaración de guerra” para un pueblo al que le cierran todas las puertas y se le empuja a reaccionar como animal acorralado y herido. El Frente Polisario, está en un callejón sin salida: o toma las armas, o desaparecerá diluido por el desprestigio y la falta de credibilidad entre sus gentes.
Marruecos, a mi entender, ha obrado con arrogancia y se ha salido del guión. En los últimos tiempos, era palpable el desgaste y la desmoralización que estaban infringiendo dentro de la propia cúpula de la RASD. Envalentonados, quisieron ir a por el órdago, pero intuyo que semejante apuesta les será bastante perjudicial a medio y largo plazo. Sabedores de su posición privilegiada y que los países opulentos “se girarían” para no ver lo que ocurre en el Sáhara, aprovecharon el momento y utilizando una provocadora represión, han gestionado no dejar rastros o testigos mediante la vergonzosa complicidad de sus asociados, que ahora, apelan a la inoperante ONU para eludir responsabilidades y solicitan informes a no se sabe muy bien quién.
Ahí radica el principal problema de la política exterior alauí, en el clima mediático. La prensa, es para ellos un instrumento fácilmente manejable al servicio del Majzén en el marco de sus fronteras; pero el cuarto poder en Occidente, está en manos de una autoridad globalizada, sin caras, sin apellidos, envuelto en un sin fin de empresas y holdings fruto de la ingeniería financiera, refugio del capitalismo puro y duro, brazo de la actual plutarquía. Se equivocan parcialmente demonizando a la “prensa española”; están confundidos en la identidad real del enemigo y su alineamiento. Hay patrones que convendría no perder de vista, y me da la impresión que Marruecos, que tanto necesita de la inversión extranjera, algunas veces los olvida o simplemente ignora.
Europa, debe expandir sus fronteras hacia un “gran y controlado” Magreb, y parece clara la vocación e intenciones de la UE al respecto. Estados Unidos y la OTAN, acaban de ampliar sus perfiles de seguridad y defensa, haciendo especial referencia a la “seguridad energética”, mencionándose también la posibilidad de actuar en cualquier escenario del mundo donde se produzcan amenazas o se generen focos terroristas que puedan poner en riesgo a los países de la Alianza, en un marco de “flexibilidad estratégica”.
Todos sabemos que al sur del Magreb existe un Sahel cada día más infectado por elementos incontrolados de Al Qaeda. No excluyan una intervención armada de la OTAN en la zona. ¿Cuándo? Posiblemente cuando las fuerzas de seguridad afganas puedan asumir el control de su país y la ISAF se libere de la pesada carga, proceso que se alargará hasta el año 2014, según el documento aprobado en la cumbre de Lisboa.
Ante ese panorama, parecen no cuadrar las piezas del puzle saharaui-marroquí. Cualquier cosa, diríamos todos, antes que la desestabilización de esa franja. Mucho menos, mediante una guerra abierta; que si bien, nunca ganaría el Polisario, supondría una importante sangría económica para Mohamed VI y la movilización de al menos, 300.000 efectivos humanos e innumerables recursos materiales, para garantizar el control de un muro de más de dos mil kilómetros de desierto con alguna que otra “tronera” en el Sur.
Estaríamos, ante una hipotética y maquiavélica guerra de desgaste. Tensión extra para esos territorios, supuestamente controlada desde las altas esferas de poder. Prisionero Marruecos, bajado en sus humos y en una posición más débil a la hora de presionar y negociar con la UE, haciendo aún mayor la necesidad de su apadrinamiento americano, que por cierto, no le saldría gratis. El flujo migratorio de centro África, frenado de raíz, al menos vía terrestre. Dos ejércitos –marroquí y polisario- necesitados del aprovisionamiento de Occidente, perfectamente engrasados para actuar de tapón para cuando proceda “hacer la doble pinza” a los del Sahel. ¿Y los argelinos? Bombeando gas -vendiéndolo a una Europa que necesita diversificar su dependencia del ruso- entretenidos, ocupados con el peligro islamista en su territorio, esperanzados de alcanzar algún día una salida atlántica a sus costas y tomar un trozo del pastel que se les niega al pueblo saharaui.

1 comentario:

  1. Anónimo21/11/10

    Sólo falta añadir al cóctel los fosfatos, que lo recuerda la prensa estos días:

    http://www.eleconomista.es/internacional/noticias/2602059/11/10/son-los-fosfatos-estupido-.html

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