El discurso de siempre comienza a ser extendido por los populares. Acaparar y adueñarse de la supuesta “estabilidad política” de la ciudad, forma parte del clásico mensaje del miedo. Para el PP sometido de Imbroda, estabilidad significa mayoría, y ésta, la posibilidad de seguir campando a sus anchas con las mismas técnicas.
Por fortuna, los arcaicos y ñoños procedimientos, poco calado pueden tener entre las jóvenes generaciones de melillenses, educados en otros valores y con un oído nada predispuesto a enfoques apocalípticos o sirenas de alarma.
Estabilidad, según el PP local, significa derroche presupuestario -conforme sus conveniencias y antojos- nepotismo, atrofia ideológica y por supuesto culto a la figura del líder.
Desde UPyD, pensamos que es posible “otra manera de gobernar”, donde las siglas y los intereses personales queden en segundo plano, y la palabra regenerar, cobre su verdadero significado.
Construir juntos no es una utopía. Es y será, en el futuro, una necesidad en Melilla para poder establecer vías de progreso.
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