Las recientes proclamas de Imbroda, en un marco de resignación y victimismo impropio de un regidor, sobre las medidas que se tomarán “cuando el PP gane las elecciones generales en el 2012”, me resultan desoladoras. Y mientras tanto, ¿qué hacemos?, o acaso podemos esperar pacientemente en una ciudad que se desangra y cuenta ya con 10.000 desempleados en una población activa que no llega a los 29.000.
Según Imbroda, Rajoy y su timorato PP vendrán a salvar Melilla con un “desembarco” de abundancias. Hasta entonces, sólo cabe encajar las embestidas de la depresión socio-económica y contentarse “bebiendo” del fresco riachuelo que emana de un generoso manantial, fruto de la inmaculada gestión del ejecutivo popular en la ciudad.
Y el melillense empobrecido sigue atónito, viendo como se dilapidan sus recursos y el municipio gasta en frivolidades sin control. Sufriendo la lacerante impunidad de quienes reparten trozos de “la tarta”, siempre entre los mismos.
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