A pesar de las triunfalistas encuestas oficiales, además del sentir y opiniones –desalentadoras y abnegadas- de cierto sector de la población melillense: creo que Imbroda y su chiringuito político es perfectamente abatible. En las urnas, claro está.
Llevo tiempo haciendo públicas algunas reflexiones al respecto. Supongo, que ningún afiliado o simpatizante del Partido Popular puede llevarse a engaño. Entiendo, que son conscientes del enorme daño que Imbroda y su séquito hace y seguirá haciendo a esa organización; un partido que generoso y complaciente, le permitió desembarcar en él y le encumbró hasta donde nunca pudo imaginar.
Mantengo lo dicho, en el sentido de considerar como improbable que tras el mandato de Imbroda, el PP local pueda recuperarse del largo “secuestro consentido”. Sostengo, que será muy difícil que el PP pueda volver a gobernar, y lo argumento con hechos que mejor que nadie conocen los propios militantes; los de siempre, aquellos que estaban antes y pretenden una continuidad verdaderamente democrática y plural.
Porque en política, como en la vida, siempre hay un después. Nada permanece inalterable, a pesar de que algunos “empachados de poder” pretendan establecer dinastías absolutistas para alargar en el tiempo su excelsa impronta; y el PP local, todo el mundo lo sabe, se encamina por esos oscuros derroteros.
UPyD, llegó para quedarse y dar voz a muchos ciudadanos hastiados de una clase política y dirigente que antepone sus intereses personales y de partido a los de sus representados. Estamos aquí para ofrecer una nueva forma de hacer política. Queremos ser una opción, una alternativa real y seria, para que en Melilla se deje de votar con la nariz tapada. Votar en libertad aquello que de verdad apetezca.
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