Hoy, he sido testigo de un acto bochornoso consensuado por todas las fuerzas políticas con representación en la Asamblea de Melilla. Hoy, todos los diputados presentes, han vuelto a demostrar que están ahí, fundamentalmente, para defender sus intereses personales o de partido, ignorando y pisoteando al pueblo. Ha sido un Pleno de treinta segundos. En contra de lo acostumbrado, no hubo controversia alguna, el acuerdo fue total, porque se trataba de aprobar muchos millones de las antiguas pesetas para ellos mismos. Todo a la velocidad de la luz, había que pasar página -sin que hubiese mucha resonancia- de algo de lo que no pueden estar muy orgullosos, cuando en Melilla, hay personas que pasan hambre, viven en la indigencia, sin techo o en total desamparo, mientras la clase política lleva un año sin ponerse de acuerdo para establecer unas mínimas ayudas o unas elementales estrategias al respecto. Pero muchos ejemplos más podríamos citar, porque por desgracia, no es el único.
Hoy, he vuelto a sentir vergüenza ajena por quienes, lejos de cumplir con su sagrada obligación derivada de las urnas, hacen de su actividad un perverso y tóxico proceder que descompone y pudre el concepto de democracia.
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