Fíjense que clase de representantes políticos tenemos en la Asamblea, que después de tres años de legislatura, todavía andan a la gresca sin saber articular sus tiempos de intervención. Ni en eso son capaces de ponerse de acuerdo. Es la incompetencia elevada a su máxima expresión; de manera, que poco o nada podemos esperar de semejante “casta” instalada en los sillones munícipes.
Fue la “pantomima” de todos los meses, otro expediente más cubierto, que refleja con exactitud meridiana la decadente situación en la que se encuentra la democracia en Melilla, así como la “descafeinada” aptitud política de quienes están en ese foro para defender los intereses de los ciudadanos.
El reloj, la pantalla de tv con dibujitos de colores y los micrófonos nuevos, sirvieron de poco. Volvimos a vivir las patéticas y teatrales escenas de siempre. Sus señorías aburren; la desidia les embarga, y a estas alturas, mucho me temo, nada ni nadie les hará cambiar de proceder. Sinceramente, los melillenses no nos merecemos semejante castigo, y aunque ellos saben muy bien que perdieron toda la credibilidad, en el fondo, les importa un pepino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario