11/12/09

Deporte municipal



Cabria preguntarse la razón por la cual –aparte de corresponder por los servicios políticos prestados que todos recordamos- Imbroda, decidió “ascender” a Robles otorgándole una consejería, en un área normalmente gestionada en los municipios a través de órganos autónomos, ya fueren de manera directa, indirecta o mixta. Son muchos millones –más de once- que se manejan, casi como si estuviesen dentro del capítulo contable de “libre disposición”, otra argucia política más, que dentro de una supuesta legalidad, permite la administración bajo el paraguas del capricho o libre albedrio.
Por eso, entiendo, nunca se han planteado dejar en manos de un instituto municipal o patronato –algo que hacen con otras materias- los hilos del deporte local; y cuando hablo de deporte, me refiero fundamentalmente a la actividad física, educativa y de ocio al servicio de los ciudadanos. Otra cosa son los eventos, otra los equipos profesionales y otra las aportaciones generosas a federaciones deportivas para la promoción. Ese “totum revolutum”, que ahora se rige bajo los criterios únicos y exclusivos del consejero de turno, debe ser debidamente reglamentado, estructurado y gobernado por una institución especializada.

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