Corrupción y fraude están a la orden del día en los titulares de la prensa nacional, entre una clase política completamente salpicada, que ha perdido la credibilidad y en algunos casos la vergüenza. Vamos de cabeza hacia la quiebra económica y de las instituciones; la equidad y la solidaridad, son conceptos utilizados para el engaño y la especulación. El caos, no es ninguna utopia, y Melilla volverá a ser portada de titulares en prensa y televisión, porque los conflictos sociales aparecerán con virulencia debido a la ineptitud y avaricia de los actuales dirigentes.
Imbroda, mientras tanto, planta árboles chinos -a 600 euros la unidad- y sigue sin querer enterarse que estamos en recesión. Aquí, la crisis y el paro no va con él, ni tampoco con su gobierno del PP. Ya dijo que gastará aún más en la próxima edición de la Semana Náutica y debo reconocer que el siguiente FITUR me da “horror”. Dos eventos que se han convertido en “profundísimos agujeros negros del gobierno popular”. Dos pantomimas para el derroche más incontrolado.
A esos 2 agujeros negros que comenta usted, Sr. Guerra, debemos añadir otro, La subvencion a los Medios de Comunicación de Melilla (compra de medios). Por lo que habría que hablar en realidad de 3 agujeros negros.
ResponderEliminarA lo anterior podríamos añadir la mala gestión (por no decir extraña gestión)que en muchos proyectos de esta ciudad se ha llevado a cabo: Estación Marítima a la cabeza del ranking junto a las subvenciones millonarias a Air Nostrum, el Gran Campo de Golf, ese que llenará esta ciudad de turistas deseosos de gastar su dinero en nuestras tiendas, y un largo etcétera.
La pregunta que se me viene a la cabeza es: Con todo ese dinero derrochado, malgastado y despilfarrado, ¿a cuantas familias melillenses se podría haber ayudado? ¿a cuántos desempleados de esta ciudad se podría haber ayudado? ¿cuantos puestos de trabajo temporales e incluso indefinidos se podrían haber creado?
Me indigna vivir en una ciudad así donde el político de turno se desmadra, derrocha el dinero a su antojo y luego somos nosotros quienes sufrimos las consecuencias, como también la sufrirán las futuras generaciones.