Emilio Guerra
Huele a fétido en esta ciudad. No es de ahora, hace tiempo que soportamos semejante intemperancia, pero el ser humano es increíblemente adaptable; por eso, sin duda, nuestra especie sobrevivió dominando a las demás del planeta.
El “caso de las oenegés” tiene “migas”. Pero es sólo la punta de un iceberg monstruoso, alimentado desde la incompetencia en algunos casos y desde la perversión más absoluta en otros. La ley, dejó de ser justa cuando perdió su condición de instrumento del pueblo, elaborada por su propia soberanía. Ahora, es el arma afilada que imponen unos pocos para someter a la mayoría. Y así, imaginen, se puede cometer cualquier fechoría, enarbolando la bandera de la legalidad.
La “sangre no llegará al río”, a pesar del cruce de acusaciones entre unos y otros, porque en el fondo, ni a PP ni a PSOE les interesa demasiado abrir un amplio debate político sobre el tema, ni mucho menos, posibles actuaciones judiciales en las que ambas formaciones podrían “salir trasquiladas”. Acabaremos con las mascarillas puestas, y no precisamente a causa de la “Gripe A”.
Huele a fétido en esta ciudad. No es de ahora, hace tiempo que soportamos semejante intemperancia, pero el ser humano es increíblemente adaptable; por eso, sin duda, nuestra especie sobrevivió dominando a las demás del planeta.
El “caso de las oenegés” tiene “migas”. Pero es sólo la punta de un iceberg monstruoso, alimentado desde la incompetencia en algunos casos y desde la perversión más absoluta en otros. La ley, dejó de ser justa cuando perdió su condición de instrumento del pueblo, elaborada por su propia soberanía. Ahora, es el arma afilada que imponen unos pocos para someter a la mayoría. Y así, imaginen, se puede cometer cualquier fechoría, enarbolando la bandera de la legalidad.
La “sangre no llegará al río”, a pesar del cruce de acusaciones entre unos y otros, porque en el fondo, ni a PP ni a PSOE les interesa demasiado abrir un amplio debate político sobre el tema, ni mucho menos, posibles actuaciones judiciales en las que ambas formaciones podrían “salir trasquiladas”. Acabaremos con las mascarillas puestas, y no precisamente a causa de la “Gripe A”.
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