Emilio Guerra
En Melilla, existen dos “chiringuitos”, dos “casetas de feria” y dos “planes de empleo”, según los fondos –los dineros- vengan de la administración local o la estatal. Son de distinto color, pero con idéntico programa y fines. Todo gira alrededor del clásico “a ver donde me meto para pillar algo de lo que reparten”, y eso, acabará reventando. Demasiados “globos de bicoca” para unos pocos con el dinero de todos. Algo, que tenemos que desinflar, y acabar así con el mundo de privilegios que un cierto sector, sin escrúpulos, está construyendo impunemente a nuestro alrededor y a nuestra costa, que es todavía peor.
Estamos ante un mercadillo de corruptelas y perversión política generalizada, con todas las instituciones públicas, donde se sustenta la democracia, en claro deterioro y peligro de derrumbe. El sistema acabará bloqueándose y sus consecuencias serán imprevisibles. Para cuando eso ocurra, si es que los ciudadanos no reaccionamos y le ponemos coto, los culpables del desaguisado se harán los desentendidos o se escabullirán como las lagartijas.
En Melilla, existen dos “chiringuitos”, dos “casetas de feria” y dos “planes de empleo”, según los fondos –los dineros- vengan de la administración local o la estatal. Son de distinto color, pero con idéntico programa y fines. Todo gira alrededor del clásico “a ver donde me meto para pillar algo de lo que reparten”, y eso, acabará reventando. Demasiados “globos de bicoca” para unos pocos con el dinero de todos. Algo, que tenemos que desinflar, y acabar así con el mundo de privilegios que un cierto sector, sin escrúpulos, está construyendo impunemente a nuestro alrededor y a nuestra costa, que es todavía peor.
Estamos ante un mercadillo de corruptelas y perversión política generalizada, con todas las instituciones públicas, donde se sustenta la democracia, en claro deterioro y peligro de derrumbe. El sistema acabará bloqueándose y sus consecuencias serán imprevisibles. Para cuando eso ocurra, si es que los ciudadanos no reaccionamos y le ponemos coto, los culpables del desaguisado se harán los desentendidos o se escabullirán como las lagartijas.
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