Una consejería que gasta más del cincuenta por ciento de su presupuesto anual -9 millones de euros- en subvenciones a conjuntos profesionales, bajo criterios subjetivos, al antojo, titubeos y gusto del propio titular, no es precisamente un modelo de gestión del que podamos estar orgullosos como ciudadanos amantes del deporte, ni mucho menos. De esta manera valoraba y calificaba el miembro de la coordinadora en Melilla de Unión, Progreso y Democracia, Emilio Folgar, el reciente reparto de la “tarta subvencionadora” en la consejería de Deportes de la Ciudad Autónoma.
Después de deducidos, continuaba Folgar, en el gasto citado el deporte profesional, las instalaciones y las inversiones en nuevos proyectos, se preguntaba el upedista cuánto nos queda para el deporte escolar, el fomento de dichas prácticas entre los niños/as y resto de ciudadanos melillenses.
El dispendio y la locura hace mella en un área del gobierno Imbroda que “va por libre” y sin control desde hace años. El despilfarro es patente, dijo el representante del partido de Rosa Díez en Melilla, y por mucho que trate de disfrazarlo el Sr. Robles, no cabe duda que es una lotería, en cuyo bombo, además, entran las bolillas que él considera oportunas, bajo su único y exclusivo criterio. “Este año, por ejemplo, matizaba, se ha armado un lío tremendo con los bonus” y no creo que eso sea nuestra, precisamente, de una política seria.
Sin entrar a valorar lo que van a percibir cada uno de los conjuntos considerados como “profesionales” por la consejería, el dirigente local de UPyD, sí quiso matizar que como cada año, han sido premiados los que “mejor se portaron”; es decir, los más buenos y complacientes con el poder establecido y aquellos que fueron especialmente “dóciles” a las directivas marcadas por quienes confunden la verdadera utilidad y espíritu de la Ley de Subvenciones. Todos sabemos, incluidos los beneficiarios, matizaba Folgar, que la manipulación política es constante; un transito y trago imprescindible para todos, salvo que se pretenda caer en el desamparo y defenestración absoluta.
Resulta curioso para el upedista, que con tantos institutos y patronatos como tenemos en la ciudad, no se haya constituido otro en esta área, cuando es práctica común de gestión profesionalizada en cualquier municipio español. Es obvio comentar, que no hay intención ni voluntad en ello, porque lo único que se pretende es fomentar el clientelismo político.
Con esos nueve millones de euros, a los que habría que añadir el gasto de un festival decadente llamado Semana Náutica, finalizaba Emilio Folgar, en manos de una gestión, planificación y dirección de profesionales del deporte, así como de la educación física, estaríamos a la cabeza de muchas comunidades autónomas y nuestro deporte escolar sería un modelo envidiado por todos. ¿Ahora qué tenemos?, preguntaba componente de UPyD, al margen de muchas fiestas, viajes, halagos, medallas y fanfarrias.
Después de deducidos, continuaba Folgar, en el gasto citado el deporte profesional, las instalaciones y las inversiones en nuevos proyectos, se preguntaba el upedista cuánto nos queda para el deporte escolar, el fomento de dichas prácticas entre los niños/as y resto de ciudadanos melillenses.
El dispendio y la locura hace mella en un área del gobierno Imbroda que “va por libre” y sin control desde hace años. El despilfarro es patente, dijo el representante del partido de Rosa Díez en Melilla, y por mucho que trate de disfrazarlo el Sr. Robles, no cabe duda que es una lotería, en cuyo bombo, además, entran las bolillas que él considera oportunas, bajo su único y exclusivo criterio. “Este año, por ejemplo, matizaba, se ha armado un lío tremendo con los bonus” y no creo que eso sea nuestra, precisamente, de una política seria.
Sin entrar a valorar lo que van a percibir cada uno de los conjuntos considerados como “profesionales” por la consejería, el dirigente local de UPyD, sí quiso matizar que como cada año, han sido premiados los que “mejor se portaron”; es decir, los más buenos y complacientes con el poder establecido y aquellos que fueron especialmente “dóciles” a las directivas marcadas por quienes confunden la verdadera utilidad y espíritu de la Ley de Subvenciones. Todos sabemos, incluidos los beneficiarios, matizaba Folgar, que la manipulación política es constante; un transito y trago imprescindible para todos, salvo que se pretenda caer en el desamparo y defenestración absoluta.
Resulta curioso para el upedista, que con tantos institutos y patronatos como tenemos en la ciudad, no se haya constituido otro en esta área, cuando es práctica común de gestión profesionalizada en cualquier municipio español. Es obvio comentar, que no hay intención ni voluntad en ello, porque lo único que se pretende es fomentar el clientelismo político.
Con esos nueve millones de euros, a los que habría que añadir el gasto de un festival decadente llamado Semana Náutica, finalizaba Emilio Folgar, en manos de una gestión, planificación y dirección de profesionales del deporte, así como de la educación física, estaríamos a la cabeza de muchas comunidades autónomas y nuestro deporte escolar sería un modelo envidiado por todos. ¿Ahora qué tenemos?, preguntaba componente de UPyD, al margen de muchas fiestas, viajes, halagos, medallas y fanfarrias.
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