18/10/13

El Gobierno local se derrumba

En nuestro Ayuntamiento, están ocurriendo una serie de “fenómenos anómalos” que los ciudadanos deberíamos conocer en aras a la exigible transparencia democrática.
La llamada “Operación Ópera”, está mañana ha dado un nuevo paso en sus actuaciones, encontrándonos nada menos que con cuatro detenciones que han provocado confusión, rumores y por supuesto enorme alarma social.


Alarma social que aumenta considerablemente, cuando el máximo responsable de nuestro municipio, es decir el Alcalde, se empecina en negar la evidencia persistiendo en un sospechoso “aquí no sabemos nada” o “yo tengo las manos limpias y duermo muy bien”, como si el lamentable acontecimiento fuese un hecho anecdótico del que pueda eludir su responsabilidad política, ya que ello, acontece en el seno de un Gobierno cada vez más en entredicho, con muchos de sus miembros encausados e imputados por diferentes circunstancias.

Un Gobierno nombrado por el Sr. Imbroda, que lleva años dándole quebraderos de cabeza, pero que por causas desconocidas, propias de atajos indescifrables, parece no ser suficiente motivo como para tener  la habilidad de remodelarlo, cambiarlo o sustituirlo.

No quiero caer en el error de ahondar y hacer conjeturas sobre un procedimiento judicial en el que todavía existe el secreto de sumario, y a juzgar por el devenir de los acontecimientos, todavía le queda recorrido. Creo que el asunto tiene ya suficiente calado e importancia, como para que nuestro Alcalde-Presidente se mostrara ante cámaras y micrófonos en una actitud más colaboradora, abierta y dispuesta, entre otras cosas, porque a fin de cuentas, el enroque agravará las dudas e incrementará las sospechas.

Parece que el ciclo de los gobiernos que comenzaron en julio del año 2000, tras la famosa moción de censura contra Mustafa Aberchán, que alzó a la presidencia de la Ciudad al entonces líder de la UPM, Juan José Imbroda –partido que posteriormente “absorbería” al mismísimo PP- va tocando su fin, aun cuando todavía, cuenta en la actual legislatura con mayoría absoluta, y lo que me sorprende, es que Imbroda haya gestionado tan “torpemente” los tiempos, sobre todo, en lo que a los últimos cuatro años se refiere.

El sistema se derrumba por decrépito, por “obsolescencia programada”,  y añadiría además que por una “olvidadiza falta de mantenimiento” del todo incomprensible ¿Falta de reflejos? ¿Hastío? 

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