Creo que en estos momentos, donde ser político, casi te
eleva a la condición de "sospecho", donde está en entredicho el sistema, el Estado, sus instituciones, autonomías ayuntamientos etc., todos tenemos la
responsabilidad de trabajar para recobrar la confianza de los ciudadanos, pero
esa responsabilidad es mayor en quienes ostentan el peso de la gestión pública.
Y en Melilla, se debería de aprovechar esa demanda y desde la
Ciudad Autónoma, poner en marcha determinados "gestos" y medidas de prevención
para que la corrupción no nos alcance, o cuanto menos, no se extienda.
Ser más transparentes en los actos que tramita el Gobierno, ser
más rigurosos en la contratación pública –como así viene advirtiendo el Tribunal de Cuentas- hacer el "propósito de la enmienda" para erradicar el nepotismo, facilitar la democracia
participativa, facilitar una fiscalización independiente etc.
Y finalmente, que el Sr. Imbroda, reconozca que su Gobierno
comete errores, que existe una crisis dentro de él, y que por tanto, es
aconsejable remodelarlo para darle una mayor estabilidad y credibilidad para lo
que le queda de legislatura.
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