Imbroda, es el colmo del “desafino y desatino” político. Por mucho que lo intente, no pasará a la historia como un hombre especialmente hábil en su faceta diplomática. Cada vez que habla, “sube el pan”.
Chaves, le pidió “prudencia” cuando los contactos entre ambos países se estaban celebrando, pero nuestro alcalde “va a su bola”, feliz en su “burbuja de poder”. Requerir de Imbroda “un poquito de por favor”, es como pretender jugar al ping pong con una sartén sin mango.
Si nuestro aparato exterior, liderado por Moratinos es un desastre, y hemos tenido que involucrar al Rey a causa de unos cuantos agitadores profesionales con cara, nombres y apellidos, comprenderán que ayuda poco que el alcalde-presidente y senador, no sepa respetar los tiempos, porque si en algo tenía razón, la disipó con su habitual torpeza. El postre, lo puso uno de sus “querubines”, el Sr. Mateo, que además se permitió el lujo de aconsejar al Majzén cómo tiene que mover los hilos de su política turística e internacional. Como diría un viejo amigo: “sembraos”, aquí andamos “sembraos”.
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