Decir que en Melilla se hace política, por parte de sus principales actores, es decir mucho. Pero aún admitiendo semejante ironía, podríamos calificarla como las del “ping pong”. La bolita, va de un campo a otro en una pachanga infumable, que irrita las neuronas de cualquier ciudadano, porque es tal la impertinente inacción, el infantilismo o sus patrañas, que es normal sentirse insultado.
La última, ha venido como consecuencia del reciente atropello de la monopolista compañía Iberia-Air Nostrum. El cobro de un suplemento por el exceso de peso o por una segunda maleta facturada, viene a “poner la guinda” en la permanente humillación a la que los melillenses estamos sometidos. Todo ello, bajo la complaciente mirada de las autoridades estatales y locales, que una vez más, han sacado las paletas para jugar una de sus patéticas partiditas. Mientras se divierten con el ping pong, nosotros, el pueblo, sigue pagando las consecuencias.
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