31/3/10

Caudillos


Los actuales “caudillos” políticos de la ciudad, con más o menos intensidad, están arruinando a sus propias organizaciones; pero el egoísmo personal, así como el rencor, les ciega, y el sometimiento de sus bases les allana el camino para continuar en ese pernicioso empeño.
Vivimos en un estadio pre-dictatorial, donde el ejecutivo se ha impuesto de manera clara y rotunda a los otros poderes que definían y avalaban la existencia de una verdadera sociedad democrática constitucional y garantista de derechos.
Se respira un ambiente hediondo y pisamos sobre una base de excrementos que hace intransitable el camino de la libertad. Malos augurios presagian el peor de los escenarios, salvo que seamos capaces de tomar conciencia y reaccionar. El pueblo, siempre el pueblo oprimido, con una capacidad de aguante elástica e inimaginable, sufre las consecuencias de un suplicio cuyos responsables –legitimados por las urnas- practican e imponen para satisfacer su insaciable sed de dignidades, chollos y privilegios.
Hay que poner en “solfa” el sistema que hemos ayudado a construir con el legítimo fin de alcanzar el estado del bienestar; porque hoy, se ha vuelto contra nosotros, se han invertido los papeles. El monstruo que creamos, nos está chupando la sangre y pretende, además, devorarnos.

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