22/7/09

Vivas, dejó a Imbroda en evidencia

Emilio Guerra

Juan Vivas, el alcalde de Ceuta, ha dejado en evidencia o coloquialmente hablando “con el culo al aire” a su homónimo en Melilla, en referencia a la negociación mantenida como consecuencia de la financiación autonómica. El Partido Popular, sigue dando cabeceos improductivos: primero, se abstiene en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, pero ahora dice que votará en contra en el Parlamento. Juan Vivas, tuvo claro desde el principio que lo importante eran sus representados por encima de los intereses partidistas. Le dio una lección a Imbroda; otra más, porque no es precisamente la primera, ni imaginamos la última.
La estrategia socialista para con Melilla está claramente definida. Ante una mayoría como la del PP y un gobierno de corte personalista, sólo cabe fomentar el desgaste de la figura de su líder. Y la verdad, es que se “frotan las manos”, porque Imbroda, torpe, cae continuamente en las trampas y se presta al juego con su actitud superior, prepotente y soberbia. Entra en el combate “cuerpo a cuerpo” con la poderosa Administración del Estado, confiado en que el pueblo “lo ama y admira”, y que ello será suficiente para desbaratar cualquier plan que pretenda menoscabar su figura. Está claro, que el Alcalde de Ceuta, no ha caído en ese error de populismo por aclamación, a pesar de atesorar más méritos contraídos que Imbroda para hacerlo ante su electorado.


Los últimos acontecimientos, desde la moderación y una visión desprovista de cualquier otra pretensión que no sea el análisis objetivo, me inducen a pensar, que Imbroda está acorralado y muy solo, políticamente hablando. Creo, que a pesar de sus muchos y variopintos asesores, sigue sin darse cuenta de la realidad económica y social, salvo lo que interesadamente le puedan contar en una reunión de café.
La ofensiva mediática local del PP, iniciada para desacreditar el comportamiento y la actitud de Juan Vivas y salvaguardar así la escasa habilidad de Imbroda a la hora de conseguir más dinero para los melillenses, confirma mi posicionamiento anterior. Incluso, el propio Alcalde, en un acto de “venganza institucional”, habló de que “Ceuta tiene una crisis económica importante y por eso han subido los impuestos de los combustibles”. Imbroda, está enfadado, incluso con los suyos.
Entiendo, que no es inteligente, tal y como están las cosas, la “guerra abierta” entre la ciudad y el gobierno de Rodríguez Zapatero. Dependemos, el futuro de los melillenses, depende de la sensibilidad y compromiso del Estado Central. Pero tampoco debemos llamarnos a engaño, porque la desfragmentación del mismo y la cesión de competencias a las comunidades autónomas, colocan a Madrid en una posición de debilidad que viene a complicar aún más el “suministro” político, social y financiero que precisamos. No obstante, es lo único que tenemos y un buen gestor debe mimarlo.
Tirarse al desenfreno y abuso desproporcionado de las obras públicas- a veces innecesarias- para “sacar pecho” y demostrar a la ciudadanía una gestión eficaz, es un comportamiento añejo, heredado de una derecha trasnochada, propia de tiempos pasados. La deuda pública y el déficit, no debe ser el “milagro” de los poco imaginativos o la tabla de salvación de los políticos incompetentes. A fin de cuentas, ese endeudamiento, que despilfarra un dinero que podría reservarse para otras medidas anticrisis, desemboca en un aumento de la presión fiscal a la ciudadanía.
La actual clase dirigente, incapaces de paliar la compleja situación que nos asola, ha perdido el respeto y lo que es peor, ha olvidado una de sus principales obligaciones y responsabilidades, como es, reservar a las generaciones venideras un mundo mejor.
El egoísmo y la avaricia, se ha instalado en una “nueva aristocracia” que arrastra tras de sí, una amplia “red de amiguetes subsidiados”, que tratan de despojarnos impunemente de lo poco que tenemos, a la vez de condenarnos a pagar la factura futura de sus desmanes.
Todo tiene un límite, una frontera de lo permisible, y no es sensato seguir alimentando riesgos importantes y emergentes, que constituyen una amenaza para la estabilidad político-social de una ciudad que tendrá 11.000 parados –si nadie lo remedia- en el año 2011 y cuyos horizontes están todavía por despejar.


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