Emilio Guerra
La polémica suscitada con la presentación del proyecto para la posible ampliación del Puerto, parcela que todavía rige y controla el Sr. Arturo Esteban, es un tema con innumerables dudas, preguntas, incertidumbres y rechazos políticos, que al parecer, el presidente de la Autoridad Portuaria es el único que manifiesta no entender.
Confieso, que como representante de UPyD, me habría gustado recibir la misma información que pudieron obtener el resto de personas, organismos e instituciones. Invitados por cierto, a un acto propagandístico del PP, celebrado en el Salón Dorado del Ayuntamiento. Una vez más, los populares, utilizaron interesadamente el aparato y los medios públicos locales, para lo que debería haber sido, un evento por encima de colores políticos o siglas.
UPyD, no se va a pronunciar, ni mostrar su inclinación, sobre la conveniencia, apoyo o crítica en cuanto al proyecto en sí; por razones obvias, ya que se nos ha negado la posibilidad de obtener una valoración y juicio importante para configurar el posicionamiento oportuno.
Sin embargo, aunque para algunos caciques de la oligarquía imperante, el hecho de no tener representación en la Asamblea, justifica nuestro estatus de proscritos -casi sin derecho a opinar- es de “Perogrullo” que sacar adelante semejante iniciativa, resultará imposible sin la participación y consenso de todas las fuerzas políticas y la colaboración leal de ambas administraciones. Responsables políticos de instituciones –local y central- que transmiten continuamente una imagen vergonzosa y sectaria a la ciudadanía.
Ya he comentado, que de momento, no podría negar los posibles beneficios que semejante y ambiciosa ampliación portuaria aportaría al progreso de Melilla. Lo que sí puedo decir, y hasta criticar con firmeza, es la torpe y fanática actitud del alcalde Imbroda, con un proceder y comportamiento inadecuado e ineficiente. Me explico: el mejor dirigente en política, se distingue por ganarse a pulso la razón, incluso donde no la tiene. Pero salta a la vista que no es el caso.
El grado de enfrentamiento permanente de Imbroda y su ejecutivo para con los dirigentes y autoridades del gobierno socialista de Zapatero, cuyas últimas lindezas lanzadas contra Gregorio Escobar, ha sido acusarle de “obrar con mala fe y ser mal melillense” en el tema que nos ocupa, viene a corroborar la veracidad de mis afirmaciones y el fracaso absoluto de Juan José Imbroda a la hora de ganarse la “autoridad política y moral” que todo representante del pueblo debe pretender.
Melilla, es un proyecto común, sin demagogias, sin espurios intereses, sin nepotismos y acciones perversas que puedan secuestrar la libertad y la democracia de sus ciudadanos. Pero por desventura, ni los unos ni los otros, tienen intención de frenar la degradación y degeneración que sufren las instituciones, y cuanto menos, corregir o defenestrar a los pésimos gestores que actualmente las dirigen o gobiernan. Mientras, nos seguimos desangrando.
La polémica suscitada con la presentación del proyecto para la posible ampliación del Puerto, parcela que todavía rige y controla el Sr. Arturo Esteban, es un tema con innumerables dudas, preguntas, incertidumbres y rechazos políticos, que al parecer, el presidente de la Autoridad Portuaria es el único que manifiesta no entender.
Confieso, que como representante de UPyD, me habría gustado recibir la misma información que pudieron obtener el resto de personas, organismos e instituciones. Invitados por cierto, a un acto propagandístico del PP, celebrado en el Salón Dorado del Ayuntamiento. Una vez más, los populares, utilizaron interesadamente el aparato y los medios públicos locales, para lo que debería haber sido, un evento por encima de colores políticos o siglas.
UPyD, no se va a pronunciar, ni mostrar su inclinación, sobre la conveniencia, apoyo o crítica en cuanto al proyecto en sí; por razones obvias, ya que se nos ha negado la posibilidad de obtener una valoración y juicio importante para configurar el posicionamiento oportuno.
Sin embargo, aunque para algunos caciques de la oligarquía imperante, el hecho de no tener representación en la Asamblea, justifica nuestro estatus de proscritos -casi sin derecho a opinar- es de “Perogrullo” que sacar adelante semejante iniciativa, resultará imposible sin la participación y consenso de todas las fuerzas políticas y la colaboración leal de ambas administraciones. Responsables políticos de instituciones –local y central- que transmiten continuamente una imagen vergonzosa y sectaria a la ciudadanía.
Ya he comentado, que de momento, no podría negar los posibles beneficios que semejante y ambiciosa ampliación portuaria aportaría al progreso de Melilla. Lo que sí puedo decir, y hasta criticar con firmeza, es la torpe y fanática actitud del alcalde Imbroda, con un proceder y comportamiento inadecuado e ineficiente. Me explico: el mejor dirigente en política, se distingue por ganarse a pulso la razón, incluso donde no la tiene. Pero salta a la vista que no es el caso.
El grado de enfrentamiento permanente de Imbroda y su ejecutivo para con los dirigentes y autoridades del gobierno socialista de Zapatero, cuyas últimas lindezas lanzadas contra Gregorio Escobar, ha sido acusarle de “obrar con mala fe y ser mal melillense” en el tema que nos ocupa, viene a corroborar la veracidad de mis afirmaciones y el fracaso absoluto de Juan José Imbroda a la hora de ganarse la “autoridad política y moral” que todo representante del pueblo debe pretender.
Melilla, es un proyecto común, sin demagogias, sin espurios intereses, sin nepotismos y acciones perversas que puedan secuestrar la libertad y la democracia de sus ciudadanos. Pero por desventura, ni los unos ni los otros, tienen intención de frenar la degradación y degeneración que sufren las instituciones, y cuanto menos, corregir o defenestrar a los pésimos gestores que actualmente las dirigen o gobiernan. Mientras, nos seguimos desangrando.
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