Emilio Guerra
El debate más importante de la legislatura se ha despachado con rapidez y descaro, dejando constancia una vez más, de la improvisación del Gobierno, que admitió –a estas alturas- desconocer sin rubor cuales son las tasas o el índice de pobreza de la ciudad, y la patética frivolidad de una oposición pobre, entregada y cómplice, aún a sabiendas de que estaban aprobando un presupuesto despilfarrador e inútil, que en poco servirá para paliar la crisis que todos, sin embargo, admiten.
Es lamentable y triste que tengamos unos representantes que traicionan continuamente a aquellos que les dieron su confianza en las urnas. La posición de PSOE y CpM no tiene nombre; hoy han vuelto a dejar de manifiesto su incoherencia y su nula legitimidad moral para seguir ocupando los escaños donde, para bochorno del progresismo, se sientan.
El debate más importante de la legislatura se ha despachado con rapidez y descaro, dejando constancia una vez más, de la improvisación del Gobierno, que admitió –a estas alturas- desconocer sin rubor cuales son las tasas o el índice de pobreza de la ciudad, y la patética frivolidad de una oposición pobre, entregada y cómplice, aún a sabiendas de que estaban aprobando un presupuesto despilfarrador e inútil, que en poco servirá para paliar la crisis que todos, sin embargo, admiten.
Es lamentable y triste que tengamos unos representantes que traicionan continuamente a aquellos que les dieron su confianza en las urnas. La posición de PSOE y CpM no tiene nombre; hoy han vuelto a dejar de manifiesto su incoherencia y su nula legitimidad moral para seguir ocupando los escaños donde, para bochorno del progresismo, se sientan.
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