Unión, Progreso y Democracia a través de su Coordinador en Melilla, Emilio Guerra, quiere hacer un llamamiento a la opinión pública, así como a las fuerzas políticas gobernantes en la Ciudad Autónoma y Estado Español, para que de una vez por todas, se emprendan acciones conjuntas y eficientes encaminadas a solucionar, o al menos paliar, la grave situación en la que se encuentran los Centros de acogida de menores no acompañados en Melilla.
Para Emilio Guerra, resultan sorprendentes, alarmantes e inapropiadas las declaraciones de la Consejera de Bienestar Social, Mª Antonia Garbín, al respecto que su Ejecutivo no tiene previsión de ampliar unos centros saturados que no reúnen en estos momentos las condiciones mínimas exigidas, porque ello produciría “un efecto llamada”.
Es decir, el Gobierno de la Ciudad, deja de actuar a conciencia, aún sabiendo y conociendo las necesidades de unos niños y niñas desamparados, por evitar un supuesto “mal mayor” para la Consejera, como es la posible llegada de nuevos casos que ella misma reconoce como menores embarazadas, o chicos/as con distintas discapacidades.
“No entiendo la falta de sensibilidad de los responsables políticos”, continuaba el upedista, “como tampoco qué tipo de política se lleva desde esa Consejería, si es que existe alguna. La posición de la Administración Central deja también mucho que desear ante una problemática urgente, que afecta a menores bajo la tutela directa de los respectivos departamentos”. Se trata de comprender el fenómeno y facilitar el proceso de integración y desarrollo de esos jóvenes, estamos cansados de oír a la Sra. Garbín que la única solución pasa por la repatriación.
No es un problema que afecte sólo a Melilla, en España hay alrededor de 7000 inmigrantes menores de edad no acompañados. Por comunidades, Andalucía lideraba esa estadística con 994 menores bajo su tutela, por delante de la Comunidad Valenciana, con 406; Cataluña, con 350, y Euskadi, con 338. En Madrid se calculan otros 300 y en Melilla hay reconocidos 325.
Recientemente, hemos leído las excelencias de las políticas sociales del Partido Socialista, quienes se declaran autores de los pilares básicos del bienestar social en este país, pero es que el Partido Popular tampoco se queda corto a la hora de reclamar logros en estos aspectos. Para ambas formaciones, el mercadeo en busca de votos, se ha convertido en objetivo prioritario por encima del servicio público.
Sea como fuere, apostillaba Emilio Guerra, lo que resulta intolerable es que estemos en un continuo “tira y afloja” por parte de las dos grandes partidos gobernantes, que demuestran a diario su absoluta incapacidad para alcanzar acuerdos que puedan solventar la problemática denunciada: “aquí los únicos perjudicados son esos menores desamparados”.
"Desgraciadamente seguimos igual", declaraba recientemente Mª Antonia Garbín. Pues sí, finalizaba el líder de UPyD local: “desgraciadamente seguimos con una pasividad increíble, de la que ya no le duelen prendas en reconocerlo públicamente; seguimos demostrando poca imaginación por parte de las personas responsables del área; pero sobre todo, seguimos sin un ápice de voluntad desde PP y PSOE por afrontar un problema complejo que requiere de medidas y esfuerzos consensuados, donde deben olvidarse los protagonismos de unos y otros”.
Para Emilio Guerra, resultan sorprendentes, alarmantes e inapropiadas las declaraciones de la Consejera de Bienestar Social, Mª Antonia Garbín, al respecto que su Ejecutivo no tiene previsión de ampliar unos centros saturados que no reúnen en estos momentos las condiciones mínimas exigidas, porque ello produciría “un efecto llamada”.
Es decir, el Gobierno de la Ciudad, deja de actuar a conciencia, aún sabiendo y conociendo las necesidades de unos niños y niñas desamparados, por evitar un supuesto “mal mayor” para la Consejera, como es la posible llegada de nuevos casos que ella misma reconoce como menores embarazadas, o chicos/as con distintas discapacidades.
“No entiendo la falta de sensibilidad de los responsables políticos”, continuaba el upedista, “como tampoco qué tipo de política se lleva desde esa Consejería, si es que existe alguna. La posición de la Administración Central deja también mucho que desear ante una problemática urgente, que afecta a menores bajo la tutela directa de los respectivos departamentos”. Se trata de comprender el fenómeno y facilitar el proceso de integración y desarrollo de esos jóvenes, estamos cansados de oír a la Sra. Garbín que la única solución pasa por la repatriación.
No es un problema que afecte sólo a Melilla, en España hay alrededor de 7000 inmigrantes menores de edad no acompañados. Por comunidades, Andalucía lideraba esa estadística con 994 menores bajo su tutela, por delante de la Comunidad Valenciana, con 406; Cataluña, con 350, y Euskadi, con 338. En Madrid se calculan otros 300 y en Melilla hay reconocidos 325.
Recientemente, hemos leído las excelencias de las políticas sociales del Partido Socialista, quienes se declaran autores de los pilares básicos del bienestar social en este país, pero es que el Partido Popular tampoco se queda corto a la hora de reclamar logros en estos aspectos. Para ambas formaciones, el mercadeo en busca de votos, se ha convertido en objetivo prioritario por encima del servicio público.
Sea como fuere, apostillaba Emilio Guerra, lo que resulta intolerable es que estemos en un continuo “tira y afloja” por parte de las dos grandes partidos gobernantes, que demuestran a diario su absoluta incapacidad para alcanzar acuerdos que puedan solventar la problemática denunciada: “aquí los únicos perjudicados son esos menores desamparados”.
"Desgraciadamente seguimos igual", declaraba recientemente Mª Antonia Garbín. Pues sí, finalizaba el líder de UPyD local: “desgraciadamente seguimos con una pasividad increíble, de la que ya no le duelen prendas en reconocerlo públicamente; seguimos demostrando poca imaginación por parte de las personas responsables del área; pero sobre todo, seguimos sin un ápice de voluntad desde PP y PSOE por afrontar un problema complejo que requiere de medidas y esfuerzos consensuados, donde deben olvidarse los protagonismos de unos y otros”.
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