Emilio Guerra
Imbroda, comienza a ver visiones y manos negras, padecimiento muy típico de quienes consideran el poder como algo exclusivo a perpetuidad. Es incapaz de ejercer la autocrítica en su ineficiente gobierno, pero se esmera en ver la paja en el ojo ajeno. En mi barrio, a eso, entre otras cosas, lo llamamos decadencia. Insisto, el Partido Popular de Imbroda, actúa como una “gran empresa constructora, especializada en añadidos y mejoras presupuestarias, olvidándose de la realidad social y económica de esta ciudad”
Imbroda, comienza a ver visiones y manos negras, padecimiento muy típico de quienes consideran el poder como algo exclusivo a perpetuidad. Es incapaz de ejercer la autocrítica en su ineficiente gobierno, pero se esmera en ver la paja en el ojo ajeno. En mi barrio, a eso, entre otras cosas, lo llamamos decadencia. Insisto, el Partido Popular de Imbroda, actúa como una “gran empresa constructora, especializada en añadidos y mejoras presupuestarias, olvidándose de la realidad social y económica de esta ciudad”
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